No existen imposibles ¡Querer es poder!





Tus sueños y metas son tan importantes como la esperanza que nunca debes perder. Cuando decides plantearte una meta, en ese mismo instante, van a venir personas a tu vida que te van a decir que “tú no puedes”, “no tienes las condiciones”, “no sirves para eso”, “lo estás haciendo mal”.  Pero eres tú quien tiene el poder de hacer que todas esas palabras negativas se conviertan en acciones reales. No tomes en cuenta esas palabras, ya que vienen de personas grises: esas que no son felices, que algún día les dijeron que alcanzar los sueños no era posible y terminaron trabajando en aquello que no les gusta.  

Muchas veces, Dios va a colocar personas con esas características en nuestro camino para probar nuestra fe. No te sientas afligido, mejor sácale provecho a esas situaciones. ¿Cómo? Llenándote de valor. Demuéstrate que tú sí puedes, que naciste para triunfar, que los comentarios no son más fuertes que tus ganas de luchar. Cuando comiences a poner en práctica estos consejos, nadie podrá detenerte.   


La fe es el detonante de tus sueños. No lo dice la ciencia, lo dice la Biblia: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”, Hebreos 11:1. Es necesario que comiences a creer en ti, que te prepares y estés dispuesto a intentarlo una y otra vez. El primer intento, muchas veces, no suele ser la llave de la puerta del triunfo, pero sí es el paso necesario que te llevará hacia el camino del éxito.  No te desanimes si en el primer intento las cosas no salieron como querías, de los errores se aprende. Ellos permitirán que tu compromiso, valentía y preparación sean mayores. 


Las personas más exitosas, alguna vez, pasaron por procesos difíciles: sacrificaron cosas que nunca imaginaron, recibieron muchos “no”, fueron humillados y vistos como incapaces. Hoy quiero hablarte a ti, a ese soñador que, a pesar de las adversidades, sigue creyendo en sus sueños. Nunca permitas que te digan que “no lo puedes hacer”, mientras no les hagas daño a los demás, puedes hacer lo que quieras. No importa de dónde vienes, dónde vives, si tienes o no los recursos económicos, tu estatura, tu color o creencias, porque el único que tiene el poder para colocarse límites eres tú. Cuando tus ganas de luchar son grandes, Dios y la vida irán abriendo las puertas e irán colocando personas que te guiarán hacia el propósito que Dios tiene para ti. 

Rodéate de personas positivas que te inspiren a seguir adelante, y hazte amigo de aquellos que tienen pensamientos de superación, porque juntos irán hacia una misma dirección. Recuerda que si no te arriesgas a perder, nunca te darás la oportunidad de ganar. El guerrero de la luz, cuando se cae, se levanta con fuerza. Si, en realidad, quieres alcanzar esa meta que te propusiste hace algún tiempo, ¡lucha, prepárate y dedícate! Sobre todo dedícate, porque de esta manera es que tu vida va a comenzar a cambiar. Con el pasar de los años, la vida pondrá en tu camino a esas personas que te dijeron que no podías, y verán en ti una persona totalmente diferente: una persona preparada, llena de fe y que nunca se dio por vencida.







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